No hay una segunda oportunidad de dar una buena primera impresión. La imagen corporativa es como tu atuendo. Habla de la personalidad y del carácter de tu empresa.
Y no basta con hacer un logo bonito y moderno. Porque a lo mejor cuando lo reduces para ponerlo en una tarjeta, todos esos detallitos y degradados se empastan. O dentro de dos años ha pasado de moda esa tipografía tan moderna y tienes que volver a rotular tu flota de furgonetas.